—Creí que ya lo habíamos superado, que me habías perdonado. No te entiendo, Alma. ¿Qué es lo que quieres?
—Lo único que quiero en este momento es sentarme en aquel columpio, cerrar los ojos, coger impulso y volar tan alto como me lleven mis sueños.
—¿Aunque sepas que esos sueños no tienen nada que ver con los míos? ¿Qué pasa con nuestros planes?
—¡La vida pasa! Y pasa tan deprisa que no nos perdona ni un segundo. La gente cambia. Los sentimientos cambian... Deberías saberlo. ¿Por qué si no corriste tú a los brazos de otra?
—Me he disculpado mil veces por eso...
—Quizás tus disculpas ya no sean suficiente.
—¿Me estás dejando? ¿Es eso? ¡Moriré si me dejas!
—Nadie muere de amor. Te lo prometo.
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